¿Quién te ha robado el mes de abril?

He pensado mucho sobre tu y yo. Supongo que lo sabemos. En mi yo de antes, en mi tu de mi yo. Ese era el que más me gustaba, mi yo hecho de trocitos de tí. De pequeños recuerdos, de tus besos largos, de tus te quiero´s atascados que no sabían arrancar, de tu mirada los primeros días y, de todo lo que nos dijimos. De lo bueno, de lo malo. Y, eso que hubo momentos que de tus boca más que besos y caricias, salían atragantadas palabras de odio. O de mi boca asesina que no sabía como decirte que el hielo de tus labios si que mataba. Pero siempre, se ha dicho que el arma para destrozar cualquier corazón desbocado y dejarlo en los huesos, es el silencio. El silencio de tus ojos de hielo y tus labios sin razones que callar, y aunque los dos sabemos que te envenena pensar que yo sueño contigo y tu sueñas con el sueño de soñarte. Y yo, cada vez más rota, y tu cada más raro, como si ya no formases parte de los trocitos de mi. Como si ya no abrieras el balcón de tus ojos, ni el hielo de tus besos se deshiciese en el vaso del olvido. Como si, ya no alzasemos el vuelo, tu y yo que hemos  por los días como dos pájaros enamorados. Tu y yo que hemos sido el ala del amor, ahora ni siquiera somos capaces de volar el uno hacía el otro...



Borrón y cuenta nueva. Yo no puedo seguir así. Pocas veces he dicho que estaba mal, y ahora lo estoy.